lunes, 24 de junio de 2013

El nuevo rostro del vino Riojano

El nuevo rostro del vino riojano


 

Si a los vinos de La Rioja se les presenta un nuevo camino a seguir, este es sin dudas el que plantea Javier Colovatti, el winemaker estrella de bodega Valle de La Puerta. Nos solo ha sido el encargado de colocar a esta marca riojana entre las más destacadas de la región, sino que ha encarado un proyecto solista que le granjeó reconocimiento nacional por su gran calidad y originalidad.

Javier Collovati nos recibe en las oficinas de Valle de La Puerta en las cercanías de Chilecto, en el interior riojano. Es alto y de hablar veloz, y bastan unas pocas palabras para comprender que este hombre es un gran experto en lo que hace. Ingeniero agrónomo de profesión, la cuestión del vino es para él algo que se lleva tatuado en el ADN.

Mientras el sol se apuraba en esconderse tras el Famatina, Javier nos cuenta sus orígenes, en estas mismas tierras: de cuando entró a trabajar de muy joven en el, por entonces, desconocido emprendimiento de Valle de La Puerta y de cómo, con el correr de los años, de los maestros y de las experiencias –buenas y malas-, se encargó de posicionar a La Puerta como uno de los principales nombres entre las etiquetas de alta gama de la provincia.

Su aparición en el escenario vitivinícola de La Rioja se da en un contexto en  que la provincia empieza levantarse de una larga siesta en la materia y comienza a trabajar en serio en mejorar sus varietales y ofrecerle al mundo algo capaz de competirle a Mendoza, San Juan y Salta.

A no confundirse, La Rioja siempre fue una tierra vinculada el vino de alguna manera. Lo que ocurre es que se cayó en la falta de profesionalismo y lo que se elaboraba allí ponía énfasis en lo dulzón y lo frutal, y se lo discriminaba como simple “vino de mesa”, para tomar los domingos en familia, sin gastar mucho.
Entonces llegaron los especialistas como Javier, quienes decidieron calzarse las responsabilidad de levantar la alicaída reputación de La Rioja y llevar a pelear la primera división.

-          ¿Cómo llegaste a la puerta?
Empecé a trabajar en La Puerta en el año 1998. Yo entré como ingeniero Agrónomo realizando tareas generales, porque Valle de La Puerta tenía en ese entonces, además de viñedos, duraznos y olivos. En el año 2000, Valle de La Puerta todavía era socio de La Riojana, pero ya empezamos a trabajar en proyectos de calidad con las uvas, a manejar diferenciado de riego, fertilización para obtener frutos de mejor calidad.
En el 2001 fue cuando finalmente nos decidimos a hacer la bodega, visitamos Mendoza y Chile para buscar ejemplos e inspiración. Terminamos por hacer una bodega al gusto nuestro aunque con muchas cosas de fincas Australianas y Chilenas que son las que más nos gustaron.

-          ¿Cuándo comenzaron a ver los frutos de este nuevo emprendimiento?
Recién en 2003 comenzamos a salir al mercado. Ese año fue nuestra primera feria, en Miami –ya habíamos ido a otras antes pero no habíamos vendido nada-, allí encontramos al primer importador nuestro en Estados Unidos.

-          ¿Con cuanto empezaron?
Al principio muy poquito. En el primer año habremos exportado seis contenedores, con una proporción aproximada de 9.000 litros por contenedor.

-          ¿Luego de ese comienzo como siguió el proceso de crecer como bodega y como nombre?
Cuando arrancamos comercialmente todos nuestros vinos eran de calidad clásica o incluso menores. Por ese entonces nosotros teníamos un convenio con una bodega en Mendoza, Altavista, en la que comenzamos elaborando para ellos Syrah y Bonarda reserva. Ese proyecto los mantuvimos tres años en el que aprendimos mucho y nos dimos cuenta que éramos capaces de realizar un muy buen vino, en ese momento decidimos contratar a un asesor externo, Mauricio Lorca, y en 2005 logramos obtener nuestro primer vino Gran Reserva.

¿Y hoy en día cuánto están produciendo?
Hoy estamos vendiendo, embotellado,  800.000 botellas.
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      ¿Cómo Winemaker que es lo más importante que se debe cuidar para producir buen vino en esta región?
Sin dudas lo más importante en un lugar como La Rioja es prestar mucha atención al agua. Acá llueve de forma torrencial y en periodos muy cortos de tiempo: entre diciembre y febrero cae la mayor parte de los 150 o 200 mm que se calculan anualmente en la provincia. El suelo es incapaz de absorber esa cantidad por la inclinación de la zona, entonces es importante el buen riego, medido y sin excederse.
El otro aspecto a tener en cuenta es controlar el vigor de la planta a través de un correcto uso de fertilizante. Cuando se empieza a trabajar seriamente en estos aspectos es cuando se obtienen uvas y vinos de calidad.
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    ¿Y cuál es el aporte de la región en la que se han plantado los viñedos? ¿Porque la región de Chilecito es tan especial?
Bueno en La Rioja las plantaciones y bodegas de calidad se encuentran concentradas principalmente en dos valles rodeados por montañas: el Valle del Bermejo, hacia la cordillera, y el Valle Antinaco-Los Colorados, que es donde estamos nosotros. Al estar rodeados por altas montañas y encontrarse a unos 1000 ms sobre el nivel del mar, hay una gran amplitud térmica entre la noche y el día que favorece la madurez de los frutos.
Por otro lado, esta es una zona que puede ser demasiado caliente. Para evitar que los racimos se escalden, la solución fue plantar en parras –Nota: por oposición a las espalderas, más comunes en otros lugares-. La viña en parra plantea toda una serie de dificultades y necesita más cuidado y trabajo humano, pero se protege a la uva del sol.

La independencia
Sañogasta no queda lejos de La Puerta, también el valle de Antinaco-Los Colorados. Es un lugar de la más increíbles belleza bucólica, un pedazo de cielo que arma una postal inmejorable para promocionar La Rioja. Aquí es donde Javier decidió poner primera a un proyecto independiente y que lo toca muy hondo en lo personal. A 1.300 metros sobre el mar, Collovati comenzó a hacerse cargo de la vieja finca familiar, de donde heredó la pasión por las vides.

El emprendimiento, intimo y pequeño, resultó ser también muy intenso. En él, Javier volcó todos sus conocimientos para elaborar un vino diferente, un vino trascendente. Y lo logró.

En tiempo record, Collovati vineyards alcanzó criticas excelentes y en apenas su segunda cosecha, la Malbec 2009, alcanzó la atención de una prestigiosa publicación especializada como Austral Spectator, la afamada guía de vinos argentinos. Lo llenaron de elogios, lo llamaron desde “gran sorpresa” a “el futuro de los vinos riojanos” y lo catalogaron como un indispensable. Y esto recién comienza.
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          ¿Qué nos podes contar con respecto a tu proyecto personal de finca Collovati vineyards?
Empezamos con nuestra primera cosecha fuerte en 2008. Desde entonces hemos elegido mantenernos en un nivel reducido en volumen, no superamos los 6600 botellas, sin embargo apostamos muchísimo a la calidad. De hecho nuestra cosecha de 2009 ha sido premiada por la guía Austral Spectator.
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   ¿De qué varietales estás produciendo las etiquetas?

Solamente Malbec. Tengo plantado Bonarda pero no hay un vino de esa variedad porque las plantas son chicas, tal vez para el futuro. Lo mismo ocurre con el Cabernet, por el momento solo estoy vendiendo la uva.

-          Recién mencionaste la Austral Spectator, ¿Cómo accediste a ese reconocimiento?
Buenos, lo de Austral Spectator fue gracias a César Vera Barros –Nota: Somelier y colaborador de RANDOM- quien comercializa y coloca mis vinos en Buenos Aires. Él fue quien acercó a la guía mi cosecha 2009 que entró en una cata a ciegas de 1000 vinos realizada por profesionales.

-          ¿Y que fue lo que se premió?
Lo que hizo Austral Spectator es armar, con los resultados de ese certamen, una serie de listas en que recomienda vinos según categorías. En esas listas estuvimos muy bien renqueados, por ejemplo, en el top 15 de los mejores Malbec salimos quintos; en la lista de las etiquetas más sorprendentes alcanzamos un tercer lugar; en la que propone vinos que sorprendieron a los “conocedores” fuimos segundos.
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¿  Cómo te hizo sentir esto, cuáles fueron las repercusiones?
Es algo que conforta mucho, es un gran orgullo. Austral Spectator es una publicación de mucho prestigió, y además las críticas de los especialistas fueron excelentes: nos recomendaron como una opción diferente al Malbec mendocino.

-          ¿Cómo ves al vino riojano en la actualidad?
Mi opinión es que los vinos de La Rioja no tienen nada que envidiarle a las mejores elaboraciones del país. Nosotros tenemos la característica natural de producir vinos muy frutados, que tal vez necesiten un poco de trabajo para corregir la liviandad, pero tienen muy buena concentración, soportan barrica, soportan guarda.
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¿Ves futuro en otros varietales además de los clásicos Torrontés y Malbec?
Hoy el mundo está para todo. Todavía se sigue vendiendo mucho Cabernet, la gente está empezando a conocer el Bonarda. La gente sigue consumiendo principalmente Torrontés y Malbec , por unos años más tendremos que seguir apuntando a eso, pero sin dejar de lado las otras variedades porque se venden.

-          ¿Cómo ves la apuesta que tantas bodegas están haciendo a los vinos jóvenes?

Los vinos jóvenes, si bien se venden, no son muy competitivos. Si uno quiere seguir vivo tiene que exportar y si quiere exportar tiene que tener una buena base de vinos de alta gama que le levante el precio, de lo contrario no se puede crecer con los costos de hoy en día.